FARO DE MASPALOMAS,LA LUZ DEL ATLANTICO.

Los faros son como la fe, como la eterna guía para complir un sueño, están allí, entre los pliegues de la noche para cuando no hay luna, para cuando llora el cielo, están entre los riscos alumbrando las olas, guiadores de ilusión, de locas historias, de paraisos eternos, están para recordarnos que ahún no hemos llegado a ningún puerto, que ahún somos dichosas barcas nadando entre las mareas, que nos faltan por remar otros mares, otro futuro donde mas allá del fin habrá otra orilla... Los faros son la fe que algunos navegantes no ven o se niegan a ver, dejandose llevar por la prisa de un mundo que mira sin ver, por la comodidad de la rutina que aturde, que adormece el alma y silencia las locuras del corazón, esos navegantes se pierden, destierran sus sueños, y ello los convierte en náufragos de una tormenta que tal vez hasta teman pasar. Otros navegantes reman en distinto sentido esquivando los sueños, creyendolos imposibles; incluso están aquellos que ni se atreven a tomar el timón y jamás conocen un sueño... Por suerte están también esos locos de remate que deciden vivir, deciden volar y optan por soñar y aunque saben que quizás no se cumplan sus anhelos no dejan de remar y logran ver los faros y se dejan guiar. Esos locos, locos lindos son los que al morir podrán decir que han vivido de verdad, que han sentido la pasión, ese torbellino en el pecho, esa chispa en las venas, probablemente habrán sentido también el miedo erisando sus cabellos y congelando sus sentidos, y sabrán lo que son el dolor y el amor, esos dos milagros; tendrán seguramente una memoria sin riscos que dibuja con tinta imborrable algún lugar, alguna fragancia, algún rostro, alguna frase, algún TE QUIERO...